Ejemplo de compromiso y solidaridad con los más pobres del planeta...

La máquina perforadora dejó de hacer ruido, los lugareños se lanzaron sobre el equipo de expertos con felicidad. "Akbe, Akbe kaka" gritaban en bebe, su lengua natal. Las palabras de agradecimiento eran para dos italianos, un español y un colombiano, Fredy. Llegados días atrás con la intención de encontrar agua en este desgraciado país. Porqué, no hay un lugar del planeta al que han tocado todas las tribulaciones como a TOGO, qué......, queda en la África subsahariana(nombre femenino e importante en ese continente). A falta de una colonización, tuvo DOS: La alemana y la francesa, al cabo de las cuales se convirtió en un país muy pobre, analfabeto, insalubre y carente de agua al igual que sus vecinos limítrofes. Se parece mucho a éstos, excepto por qué, los togoleses están condenados a ver llover sin poder beneficiarse del líquido qué....., se filtra indefectiblemente por la tierra antes de que el hombre pueda usarla para atender a sus necesidades. Tanto alemanes como franceses dejaron aquello como un "solar seco y agrietado". Nunca mejor dicho. Mientras estuvieron allí, explotaron y extrajeron los recursos que les interesaban para comerciar con ellos......., y sin dejar nada hecho en el país colonizado. Ni tan siquiera infraestructuras básicas para poder vivir dignamente. No. No. Esto no interesaba a las dos repúblicas europeas ocupantes: "no vaya a ser que alfabetizando-los, se den cuenta de que les estamos robando descaradamente."La pobreza es muy grave. Pero la pobreza sin agua no tiene paragón", pensaba Fredy Peña, mientras miraba la escena. La sonrisa dibujada en los rostros de más de 30 niños y madres africanas lo devolvió a su infancia, cuando iba en vacaciones a la finca del abuelo Mesías, en Cundinamarca. Era 1983 y él tenía siete años. Cruzaban por el páramo en Chinganaza para llegar a Gachalá. En este primer pueblo, Belisario Bentancur, por entonces Presidente, inauguraba la represa en la que nacen los 250 millones de metros cúbicos de agua que surten a Bogotá. En el segundo, entonces desconocido, está ahora la represa del Guavio, con sus 950 millones de metros cúbicos de agua embalsada para generar 1.213 megavatios de energía que iluminan a la capital colombiana.Agua y pobreza era lo que había en esa Colombia que Fredy dejó a sus 24 años de edad, cuando viajó a Italia, para estudiar geología en Milán, y evitar separase de una diplomática alemana, a la que había conocido en una excursión de la Universidad Nacional San Agustín. Siete años, dos posgrados y una ruptura amorosa después. Pero enseguida volvió a la escena actual. Togo era un país de una pobreza sublime, y a él y a sus compañeros, les tocaba tratar de cambiar esa realidad, por encargo de Geólogos SIN FRONTERAS.Esta ONG llevaba dos años haciendo exploraciones previas y estudios cartográficos en Francia (el único país que tiene información topográfica sobre Togo. No dejaron ni tan siquiera una copia para los togoleses, a cambio de lo mucho que de allí se llevaron), al cabo de los cuáles proyectó construir dos piscinas que almacenaran el agua de lluvia antes de que la tierra se la tragara. Había que buscar una zona geológicamente apta para retener el agua, como hacen las lagunas en cualquier parte del mundo. Así llegó a Togo este grupo de geólogos SIN FRONTERAS el 4 de febrero, aterrizando en Lomé.Al viernes siguiente ya habían cavado una piscina de 30 por 40 metros, con 4 de profundidad. Peña, revisaba la geomorfología de las piedras a través de fotografías satelitales que comparaba con las rocas ubicadas frente a él. Hizo cálculos, pidió la perforadora y al cabo de seis horas de taladrar la piedra, los togoleses estaban abrazando a Fredy por haber descubiertto agua y la fuente subterránea. Ahora NO HABÍA que esperar a que un día lloviera para que se llenara la piscina, sino extraer el agua acumulada sobre alguna roca benigna que no la dejó pasar.

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